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Nado

Ni ato sus dedos,
ni me enfado con ellos.
Así, mi mirada se vuelve ausente,
mi rostro viejo
y nado en desencanto.
Voy lenta. Y nado.
Ni ato sus dedos
ni me enfado con ellos.   
Sigo yendo lenta. Y nado.
Los troncos caen y
la yerba cruje.
Cruje porque está helada.
Cruje porque sus brotes no alcanzan el sol.
Do quiera que esté,
el interior de mi cabeza grita,
y nadie, excepto tú, lo oye.
Nunca, nunca nadie lo oye.
¡Cuidado!
Ni ato sus dedos,
ni me enfado con ellos.
¡Oh Dios! ¡Querido Dios!,
acomódate en mi nido
y haz que no pisen esta yerba que soy,
porque me rompo y crujo.
Yo no ataré sus dedos,
ni me enfadaré con ellos.
Soy lenta, soy yerba y nado.

Àngels Orad

Imagen: Desnudo azul, Picasso

5 comentarios sobre “Nado

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