Lejos de ser Penélope,
en el porche que da sol a nuestros recuerdos,
allí,
recreándome entre letras,
te aguardo.
Si decides verme,
cuando estés llegando
y créeme,
hasta mí
el camino es largo,
imagíname como a Clara,
mujer de tiempo moderno,
que, como principio básico de individualidad,
solo aspira a no perder su libertad.
Al llegar, verás que puedo ser Eva entre tus brazos,
porque mi carne,
caliente como un beso
y salva de rutina,
aplastará sus prejuicios,
y, zafándose de algodones,
te amará.
Salva de rutina

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