Bajo un cielo estrellado,
tus manos, curiosas como siempre,
se acercan estrechando el espacio
entre mi anhelo y tu avidez.
Entonces, al baile,
que en lo oscuro proponen tus labios,
respondo al instante
con los míos bailando al compás.
La luna estival nos mira y sonríe graciosa,
cientos de besos debutan ansiosos,
y sin darnos cuenta pasan las horas
entre el murmullo del río,
pisadas de cabra
y aullidos de zorro.
De nuevo más besos
que aumentan a un tiempo los grados y roces,
roces con sentido,
roces consentidos
que magnifican este amor,
que me dan la vida,
que me dan ilusión.
Anmarí D’aro. Derechos reservados 🔏.
23, David Lizandra😙
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