Búscame, amor, antes de que el cielo toque la tierra
y ¡calla!,
no despiertes la mañana.
Cuélate en mis sueños,
en silencio, como dueño,
porque si despierto y no estás,
lloraré desatinos.
¡No te demores, vida!
que el tiempo es efímero
y enseguida vendrán
a picarnos el tiquete.
Anmarí D’aro.
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