Yerba verde que convive con el suelo.
Sol que templa los huesos de los aquí tumbados.
Huele a ser amado.
El cielo más azul que en la playa es la colcha de este tálamo improvisado.
¡Que mis húmeros, cúbitos y rádios, falanges,
tengan envidia de mi xifoides;
posa, afortunado, tu testuz en mi pecho, acomódate!
¡Vuelve tus manos rojas, indóciles y curiosas!
Y abre mi cielo,
que así, voy perdiendo el frío.
Orad
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