Te garantizo las tristezas de un futuro incierto,
te prometo inseguridades,
inquietudes,
paseos por la playa
a pleno sol los domingos,
y en la tarde de los martes.
Te apalabro mi chaqueta,
mi toalla,
mis sábanas,
te ofrezco lo que sé,
lo que conozco,
lo que aprenderé.
Te aseguro el humor,
la sonrisa,
la dicha y la melancolía implícita de la vida,
te prometo la lealtad de una mujer, que a veces…
no lo ha sido.
Anmarí D’aro.
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