Puedo gritar,
correr sin rumbo,
destrozar los tacones,
agazaparme,
plañir en lo oscuro,
quemar mis poemas
cegar mis niñas
y desaparecer.
Vuelvo,
junto a ti yazgo
y con mil besos osados
te confieso que erré el vuelo.
Tus brazos que me indultan
abren de nuevo el cielo,
adonde no caben las dudas
donde los besos perduran.
Anmarí D’aro. Derechos reservados.🔏
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