La poesía juzga,
reprocha,
sale airosa del corazón
sin detenimiento ni compostura alguna.
A unos alegra,
a otros hiere;
ella sale de una idea,
de una emoción compañera,
y se enrabieta,
si a la sazón,
nuestro entendimiento aprieta.
A veces no logro entender el intríngulis de otra obra,
aunque respete por supuesto la mano de la que brota.
Intríngulis.

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