Despierto y no han venido.
Dejé la puerta abierta,
puse candiles,
avisé al sereno
por si venían agotados;
Ordené que no los hicieran esperar,
que entraran como no entran los demás.
¡ Ay, si hubieran venido!
Despierto y no están conmigo.
Anmarí D’aro.
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