Tus entrañas,
refugio de paz, bien lo sé,
calman su ira,
acrecientan mi deseo
y, gracias al cielo
nos sacuden el miedo.
Tus entrañas,
como porrusalda
en mil inviernos,
reconfortan mi alma,
haciendo de ellas
el hogar perfecto.
Albergan esperanza,
ilusión bien nacida,
pues denota un futuro
que nos aferra a la vida
y, con esa máxima,
hoy te ofrezco…
…la que me queda.
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