Gozo leyendo poemas,
más quiero aprender
a mirarte a los ojos
y, en una hoja en blanco,
mi sentimientos perpetuar.
Son muchos los poetas leídos,
algunos son de ahora,
manidos de casta y gusto,
y otros, maestros de sabiduría eterna,
que ya dormían antes de que yo naciera.
Con todo lo que aprenda,
querido morocho,
algún día antes de ver amanecer
el poema más bello,
si Dios quiere,
para tí declamaré.
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