De tu palabra,
oh, Dios,
salen consejos que calman,
perdiendo al instante,
el miedo a soñar.
En días chuchurríos
te aclamo,
me guías,
y esta confianza en ti,
que él entiende
sin parpadear,
me devuelve
junto a sus hermosas manos,
a la más preciosa…
serenidad.
Deja una respuesta